Las tardes en casa del abuelo...

Las tardes en casa del abuelo Nicolás se hacían eternas hasta el día en que descubrí su secreto, hoy quiero compartirlo con vosotros…

Mi abuelo siempre fue una persona muy austera, mi madre, hija única, me contó que abuela murió al dar a luz, desde entonces abuelo no hacía otra cosa que guardar y guardar libros, sin leerlos tan siquiera… Con el tiempo adiviné que abuela era una lectora empedernida, que devoraba con pasión toda clase de libros, con ellos viajó por todo el mundo, asistió a todos los acontecimientos más nombrados de la época, se dejó enamorar por los mejores poetas, y se dejó llevar por las más bellas historias… Por las noches, cuando abuelo llegaba a casa después de trabajar en la Hacienda, mi abuela le contaba las historias que ella había leído, le hablaba de África, de Asia, de la Reina de Inglaterra, y mi abuelo la escuchaba ensimismado, cuando cenaban y sólo les acompañaban las luces de los candiles, entonces, ella le acercaba varios libros de poemas con tiras de papel que marcaban las páginas que deseaba escuchar, y mi abuelo con su batín de seda, apurando el último cigarro del día , se atusaba el cabello, se tocaba el bigote y se sentaba a sus pies para recitarle…

Cuando mi madre decidió marchar del pueblo, mi abuelo le descubrió el secreto que yo descubrí hace poco, la llevó al tercer piso, donde nunca antes había estado, al abrir la puerta, la luz que entraba por los ventanales la cegó por completo, mientras su confusión difuminada y velada volvía a la realidad, su corazón se aceleró por momentos y pudo oler una fragancia de mujer, allí, ante ella, se alzaban pasillos y pasillos repletos de libros, y cada libro tenía un papel y cada papel tenía una fecha, mi abuelo se dio la vuelta y le dijo… “Tu madre querría habértelo contado todo, yo, hija mía, he sido incapaz…”

Desde que descubrí su secreto, cada vez que vuelvo al pueblo, descubro una historia nueva…

Insisto, que no leas es una leyenda urbana. Gracias por estar aquí.

Gracias a ti por crear el rincón... ya lo voy rellenando... poco a poco.

Pero que no es leyenda, que es cielto... cielto...